sábado, septiembre 26, 2009

ELÈNA CASERO: Tribulaciones de un sicario

Este es, ante todo, un libro divertido. Una lectura para olvidarnos de los problemas que nos rodean y dejarnos llevar, entre sonrisa y sonrisa, por las tribulaciones de Anselmo de la Rúa, una especie de aprendiz de sicario por necesidad, que se embarca en una aventura que cambiará el curso de su vida y le hará mejor persona. Elèna Casero demuestra con esta novela que es una hábil escritora, capaz de crear personajes entrañables y situaciones hilarantes que encandilan al lector, hasta hacerle devorar una tras otra las páginas de una obra que se lee con verdadero disfrute.

"Era el veintitrés de agosto. Mediodía de domingo. Estaba sentado en el alféizar de una ventana del claustro de la Colegiata de Santa Cecilia. Desde allí podía dominar el mundo, toda la vieja ciudad, con sus casas achatadas, que se extendía ante mis ojos como un racimo de uvas pasas. Era una hermosa vista y, sin embargo, bien diferente era lo que yo presentía. Me asustaba tener que tomar las riendas de mi vida después de tantos años de dejarme llevar por las olas del destino. Aquella vista tan magnífica era para mi el fin del mundo."

Este es el comienzo de la historia. En estas palabras Anselmo nos revela cómo va a cambiar su personalidad a raíz de su decisión de formar parte de una banda de sicarios. En efecto, uno de los logros de la novela, según mi punto de vista, es el cambio experimentado por el protagonista a lo largo de la misma. Cómo se va abriendo los ojos a una realidad, la de su vida, a la cual no había mirado de verdad hasta entonces. Anselmo pasa de ser una especie de sombra, sin capacidad de decisión, a convertirse en una persona con las ideas bastante claras y con autonomia para tomar sus propias decisiones.

Anselmo procede de una familia adinerada venida a menos, y una serie de infortunios le han hecho perder todo lo que poseía y tener que marchar a vivir a una humilde pensión. Ante el temor a verse completamente arruinado, decide aceptar la proposición de un compañero de la pensión de entrar a formar parte de una banda de extraños matones, que tienen en común la característica de ser enfermos terminales, por lo que no tienen nada que perder en el caso de ser descubiertos. La víctima de esta banda, a la que Anselmo debe seguir día y noche para asegurarse de confirmar sus hábitos de vida, es un hombre rico, dueño del museo de la ciudad que, casualmente, se ubica en la mansión donde Anselmo pasó su infancia. A partir de aquí, se encadenan los acontecimientos que harán de Anselmo una mejor persona y le llevarán a descubrir la verdadera historia de su familia. Junto a él, nos encontramos otros personajes curiosos, como Doña Celia, la dueña de la pensión, o Antonio, otro inquilino que ayuda a Anselmo en sus pesquisas, que resulta ser el personaje más cómico -y también inverosímil- de todos.

Ciertamente me ha gustado la novela. Me ha sorprendido su naturalidad y frescura, su estilo directo, sin grandes pretensiones literarias, que se agradece de vez en cuando como un soplo de aire fresco entre los sofocos provocados por otras lecturas más densas. Creo que está bien escrito y que, además de ser fácil de leer, cumple uno de los fines primordiales de la literatura: entretener y divertir al lector. Una lectura muy recomendable ahora que los días se vuelven más grises y el tiempo empieza a enfriarse. Déjense sorprender por esta historia; les aseguro que no se arrepentirán.

sábado, septiembre 19, 2009

RAFIK SCHAMI: El lado oscuro del amor

"En 1962, una joven musulmana fue asesinada ante mis ojos y los de todos los vecinos porque había transgredido los límites religiosos y se había enamorado de un varón cristiano. Lo triste era que el hombre no lo merecía. Era un gigoló. Entonces, cuando yo era un chico de dieciséis años que veía el mundo como una infinita cadena de historias, pensé que había que escribir una novela sobre todas las formas de amor prohibido en Arabia, y lo deseé con toda la ingenuidad de un amante. Pero mi herramienta como narrador aún no estaba lo bastante madura para convertir semejante idea en una historia. Entre 1965 y 1967 emprendí los primeros intentos, que fueron un lamentable fracaso."

Este es el comienzo de la última tesela que compone el ingente mosaico creado por Rafik Schami en su proyecto más ambicioso, una novela cuya génesis comenzó en 1965 y terminó más de treinta años después, y que tuvo como catalizador el acontecimiento narrado más arriba. El lado oscuro del amor es una novela magna, con mayúsculas, donde el protagonista indiscutible es el amor, pero un amor difícil, que debe esconderse, y que debe luchar con toda su fuerza por sobrevivir, sin llegar a conseguirlo en muchas ocasiones. Es el amor prohibido, como él mismo lo llama, en una cultura donde las diferencias religiosas y de linaje constituyen obstáculos insalvables para que dos personas puedan unir sus destinos por muy enamoradas que estén. En este caso la huida o la renuncia a dicho amor son, con frecuencia, las dos únicas alternativas posibles para estas parejas de enamorados.

En el centro del mosaico nos encontramos con la historia de amor de Rana y Farid, dos jóvenes cuyas familias, los Mushtak y los Shahin, han sido tradicionalmente rivales, y que por tanto se opondrán con fuerza a dicha unión. El telón de fondo de esta trama es la Siria de la primera mitad del siglo XX, donde los golpes de estado militares se suceden y donde ideologías como el anarquismo y el comunismo se extienden con gran rapidez. En este marco, la mujer -como sigue ocurriendo en la mayoría de países musulmanes- está completamente sometida al hombre. Los matrimonios se arreglan entre los padres, y las jóvenes se ven abocadas a un destino que les es ajeno por deseo de sus progenitores, además de ser constantemente vigiladas por hermanos y familiares que ejercen como custodios de su virginidad. Mientras que Rana deberá enfrentarse a esta realidad, Farid se debate en una lucha interna cuando se percata de que el comunismo, ideología que abraza con pasión en un principio, no responde a sus anhelos como él esperaba. El amor de Rana será su tabla de salvación a través de una serie de desdichas que dejarán una honda huella en su ser.

Las 833 páginas que componen esta auténtica saga familiar, en la que el autor desgrana los orígenes de ambas familias y se remonta hasta los inicios de su rivalidad, se articulan en nueve libros que se dividen a su vez en veintiocho capítulos. En ellos nos encontramos relatos que nos recuerdan al mundo mágico de Las mil y una noches junto a otros que, por su crudeza, nos acercan a la realidad de la Siria de aquellos momentos. Son incontables los personajes que desfilan por este todo, cuyas historias, que Schami inserta como teselas secundarias rodeando a la escena principal del mosaico, hacen la lectura un tanto agotadora en ocasiones, pero afortunadamente esta sensación pronto se desvanece ante la fuerza de la trama fundamental que constituye el amor de Rana y Farid, trama que absorbe la atención del lector y lo impulsa a seguir leyendo una página tras otra.

En Alemania el libro ha constituido un tremendo éxito de crítica y público, habiendo vendido más de 300.000 ejemplares (hay que tener en cuenta que el autor es muy conocido en ese país, donde vive desde que se exilió de Siria en 1971). Es, sin duda, un éxito merecido. Al menos esa es mi opinión después de terminar esta obra que, a pesar de su longitud, se lee con relativa facilidad. Resulta extraordinario pensar que Schami ha dedicado media vida a este proyecto, y por ello es él mismo quién nos cuenta su génesis y evolución en el último capítulo de la novela. Con ello pone la pieza final de uno de los mosaicos más increíbles que la literatura árabe, y europea, haya creado en los últimos años. Ahora sólo queda que los espectadores-lectores se dejen guiar a través de esta aventura que, en la mayoría de los casos, seguro no les defraudará.

domingo, septiembre 13, 2009

MARGARET MILLAR: Un extraño en mi tumba

Descubrí a esta autora gracias a una reseña en Babelia que me dejó intrigada, hasta el punto de que tuve que comprar el libro para ver qué habia detrás de un argumento que comenzaba con una mujer que sueña con su propia tumba, lo que me resultó perturbador. Es así como llegó a mis manos esta novela, que se inscribe dentro del género de la novela negra o de misterio, y que pertenece a una escritora que no es demasiado conocida en nuestro país. Para los que no la conozcáis, os diré que fue la esposa de Ross McDonald, un gran escritor cuya fama condenó a un segundo lugar a su talentosa mujer, que escribió unos treinta libros y de los cuales sólo unos doce han sido traducidos a nuestro idioma, la mayoría hace ya más de veinte años.

De ahí que la reciente edición de este título en la editorial RBA bolsillo sea una oportunidad inmejorable para acercarnos a la obra de una autora que destila originalidad y personalidad propia, capaz de crear tramas absorbentes de las que es difícil apartarse, y con una gran capacidad para penetrar en la psicología de los personajes, tanto masculinos como femeninos. Es ciertamente la obra de una gran maestra de la intriga y el suspense, que deleitará tanto a aficionados al género como a los que no solemos adentrarnos muy a menudo por estos lares.

Nuestra protagonista, Daisy (suena a adorable esposa-ama de casa que nunca ha roto un plato, ¿verdad?), sueña una noche con una lápida en donde aparece su nombre junto a una fecha de defunción ocurrida cuatro años atrás. Obsesionada con esta imagen, se empeña en averiguar si hay algo de real en tan extraña fantasía. En este difícil empeño, la voz de la cordura la imponen su marido, Jim, y su madre, que intentan hacer que Daisy olvide su búsqueda imposible. Sin embargo Daisy se muestra decidida a llegar hasta el final. Para ello contrata incluso los servicios de un detective privado, Steve Pinata, un personaje con una fuerte presencia en la novela que ayudará a la joven a aclarar el misterio. Cuando ambos descubren que la tumba existe en realidad, con el mismo aspecto con que Daisy la vio en su sueño, pero que ésta pertenece a otra persona, será cuando el propio Pinata se implique en cuerpo y alma en la investigación hasta descubrir una trama tan sorprendente que ninguno de los dos podría jamás imaginar.

La historia se desarrolla en la California de los años 50. Aunque los personajes a primera vista parecen auténticos arquetipos, todos ellos esconden secretos que los hacen mucho más complicados en la realidad. Aparte de los ya mencionados son de destacar el padre de Daisy, Stan, un alcohólico que sólo aparece en la vida de su hija para pedirle ayuda cuando está en apuros, y al que la joven adora a pesar de sus desplantes. De hecho este personaje jugará un papel de primera fila en la resolución del misterio. Curioso es también el personaje de Juanita, una joven atractiva pero algo descerebrada a la que Daisy conoció hace años y que volverá de nuevo a su vida de una forma imprevista.

Me gusta el estilo de Miller. Es sencillo pero muy efectivo. Y además está salpicado de frases que esconden mucho, como por ejemplo esta que hace referencia a Stan, el padre de Daisy:

"No le pareció irónico esbozar un manojo de observaciones en torno a la verdad y a la justicia, cuando, de hecho, su vida había sido una especie de maratón en el cual la verdad siempre le precedía algunos pasos y la justicia le seguía a unos cuantos metros. Nunca había alcanzado la primera, y la segunda nunca lo había alcanzado a él."

Merece la pena acercarse a esta escritora. Esperemos que pronto vuelvan a reeditarse algunos de sus títulos, y que podamos disfrutar de nuevo del talento de una mujer que se ha ganado por méritos propios un puesto importante en el mundo de la novela negra.

sábado, septiembre 05, 2009

IAN McEWAN: Chesil Beach

Había leído críticas estupendas de este libro, pero la verdad es que no me hacía falta que me convencieran para leer otra obra del genial Ian McEwan, que tanto me gustó con su maravillosa Expiación. Y como era de esperar, Chesil Beach no defrauda en absoluto. La prosa de McEwan, unida a su prodigiosa habilidad para crear personajes y escenarios, vuelve a convertir esta obra en una lectura que se disfruta y que deja un sabor de boca más que duradero. Debo confesaros que, ilusa de mí, comencé a leerla en inglés (en mi defensa os diré que llegué más allá de la mitad). Y es en ese idioma donde su belleza es más evidente, aunque para leerlo hace falta tener un nivel de inglés más que alto. Las descripciones de escenarios, especialmente la campiña inglesa, y de los propios personajes, con un vocabulario muy variado y rico en matices, hacen muy compleja su lectura en la lengua original. Así que, consciente de mis limitaciones y de que me estaba perdiendo detalles que ni el diccionario lograba aclararme, decidí optar por la traducción al español, que me ha parecido bastante buena. Todo lo contrario que el libro de María Antonieta reseñado en este blog con anterioridad, cuya traducción deja mucho que desear, con errores gramaticales y de sintaxis bastante graves desde mi punto de vista.

Pero volvamos a Chesil Beach. Los protagonistas de esta historia son Florence y Edward, una pareja de recién casados a principios de los años 60, que se enfrentan a su noche de bodas desde puntos de partida muy distintos. Así mientras Edward se muestra sobre todo preocupado por estar a la altura de lo que se espera de él y "cumplir", y anhela hacer el amor a su bella esposa de una manera apasionada, Florence se muestra literalmente aterrorizada ante lo que ha de venir, pues jamás ha estado con ningún hombre y está llena de miedos y recelos ante la inminente relación sexual. Florence no es más que el fruto de una educación sexual completamente inexistente, y de una visión del sexo sucia y llena de prejuicios que no la han preparado en absoluto para su primera relación con un hombre. Ama a Edward, pero siente verdadero pánico a una relación sexual completa:

"En instantes de optimismo trataba de convencerse de que sólo sufría una forma agudizada de aprensión que acabaría pasando. Sin duda, pensar en los testículos de Edward, colgando debajo de su pene tumefacto -otro vocablo horrible- tenía por efecto que ella frunciera el labio superior, y la idea de que alguien la tocara "ahí abajo", aunque fuera alguien querido, era tan repugnante como, pongamos, una intervención quirúrgica en un ojo (...) Florence sospechaba que había en ella alguna anomalía profunda, que ella siempre había sido distinta y que al fin estaba a punto de ser descubierta. Creía que su problema era más grande, más hondo que el mero asco físico; todo su ser se rebelaba contra una perspectiva de enredo y carne; estaban a punto de violar su compostura y su felicidad esencial. Lisa y llanamente, no quería que la "entraran" ni "penetraran". El sexo con Edward no sería el apogeo del placer, pero era el precio que había que pagar. "

La novela está estructurada a través de flash-backs que nos van dando a conocer el pasado de ambos protagonistas, cómo se conocieron, y cómo era el entorno que rodeaba a cada uno de ellos. Florence proviene de una familia acomodada, y es una virtuosa del violín que, a pesar de ser una chica insegura en muchos aspectos, se rodea de un aura de seguridad especial cada vez que toca su amado instrumento. En cambio Edward pertenece a una familia de clase más bien baja, y se ha criado con una madre psicológicamente enferma y una serie de carencias que Florence ni siquiera puede imaginar. Ambos jóvenes se conocen un día por casualidad en Oxford, se enamoran, empiezan a salir y acaban casándose. El colofón de la historia es la noche de bodas en un hotel de Chesil Beach, que va a estar llena de dificultades y acabará de forma imprevisible para ambos.

En esta novela McEwan construye un retrato veraz y acertado de una juventud que todavía no ha despertado a la revolución sexual de la década de los sesenta y que sufre en sus propias carnes las consecuencias de una educación donde los temas sexuales eran tabú y las relaciones entre ambos sexos estaban llenas de prejuicios y malentendidos. Es asombrosa su capacidad para penetrar en la psicología de los dos protagonistas, a los que McEwan desnuda para el lector a través de sus palabras, de forma que llegan a resultarnos tan transparentes como infelices en sus respectivos papeles. El autor logra convertir una noche de bodas en un escenario donde toman forma los peores miedos de ambos protagonistas, donde cada pequeño paso que dan hacia esa relación sexual inminente se convierte en algo trascendental y terrible que parece abocar a ambos a un final trágico. Los pensamientos de ambos se nos revelan de una forma tan clara que sentimos la angustia de Florence y los miedos de Edward con una viveza extraordinaria.

Expiación es, desde mi punto de vista, una gran novela, por muchos factores. Es por ello que, tanto si conocéis o no a McEwan, os recomiendo que no dejéis de leerla y maravillaros con la forma de narrar que tiene este escritor. Se disfruta de principio a fin.

Más reseñas de obras de Ian McEwan: - Expiación